Copyright 2018 Mariano González
Recibido: 17 de marzo de 2018
Aceptado: 30 de septiembre de 2018
Publicado: 30 de noviembre de 2018
No.1 Enero-Diciembre 2018
ISSN 2958-1648
Psicogt.org/index.php/riec
Escuela de Ciencias
Psicológicas de la Universidad
de San Carlos de Guatemala
https://doi.org/10.57247/riec.vi1.111
Los pelotones de la muerte de Manolo Vela. Una lectura desde la
psicología social
Los pelotones de la muerte of Manolo Vela. A reading from social
psychology
Mariano González
Escuela de Ciencias Psicológicas
Este trabajo fue financiado con recursos del autor. El autor no tiene ningún conflicto de interés al
haber hecho este trabajo. Correo electrónico: mgonzalez@psicousac.edu.gt
El libro Los pelotones de la muerte. La construcción de los perpetradores del genocidio
guatemalteco del sociólogo guatemalteco Manolo Vela, publicado por El colegio de México, recibió el
premio a la mejor tesis doctoral en el área de ciencias sociales y humanidades por la Academia
Mexicana de Ciencias en 2009.
Su objetivo es buscar cuál es el proceso de formación de aquellos que realizaron
concretamente las acciones que llevaron al exterminio de miles de guatemaltecos y guatemaltecas
durante el “conflicto armado interno”, que convencionalmente se fecha entre 1960 a partir del
alzamiento de oficiales contra el gobierno del general Miguel Ydígoras Fuentes y la firma de la paz en
1996.
La pregunta central del estudio, en palabras del autor es “¿cuál fue el proceso histórico en el
que los perpetradores del genocidio se construyeron a partir de la respuesta a la rebelión?” (Vela, 2013:
29).
El contenido del libro incluye una comparación entre diversos genocidios que permite
considerar algunos factores causales de los mismos, la formación de los soldados que participarían en
las grandes masacres de los primeros años de la década de los ochenta y el análisis concreto de la
masacre de las Dos Erres que ocurrió en el año de 1982.
Ahora bien, ¿qué importancia tiene tal lectura para una psicología situada en Guatemala más
de 30 años después de los hechos que analiza Vela Castañeda?
Si bien el interés de Los pelotones de la muerte es ofrecer un análisis sociológico de la formación
de los perpetradores del genocidio, permite considerar aspectos que son importantes e interesantes
para la psicología social.
Desde los estudios de Milgram (1980) sobre la obediencia (que Vela Castañeda utiliza) hasta
los de Zimbardo (2008) sobre los roles de presos y carceleros, la psicología social ha participado del
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esfuerzo por comprender cómo personas que son normales de acuerdo a criterios prevalecientes de
la psicología (no muestran ningún perfil psicopatológico o criminal) pueden cometer graves actos de
violencia. Las respuestas varían de acuerdo a cada estudioso, pero hay un cuerpo de conocimiento
que permite reflexionar sobre las razones por las cuales una persona puede participar en la comisión
de actos violentos.
Uno de los acicates más importantes para estos estudios fue la chocante constatación que el
genocidio judío (que se ha convertido en algo así como el paradigma de este tipo de eventos) fue
cometido no por una banda de criminales locos y perversos entre los que se incluían Hitler y sus altos
mandos, sino que se necesitaba de la participación de miles de personas en distintas posiciones para
llegar a cometer un hecho tal como el exterminio de seis millones de judíos (y también de gitanos,
comunistas, homosexuales y personas con discapacidad).
Ya la filósofa H. Arendt había alertado sobre un hecho no por chocante, menos relevante: Adolf
Eichmann, el encargado de transportes para los campos de exterminio era, entre otras cosas, un buen
padre de familia (ver Arendt, 1999). Es decir, a partir de lo que ella denominó, la banalidad del mal, se
abría la puerta para comprender la asombrosa “normalidad” de los perpetradores de ese genocidio.
Por otra parte, según algunos estudiosos (Feierstein, 2000), no sólo se necesita la participación
directa de victimarios y víctimas, sino se necesita un entorno social que incluye a una buena parte de
la sociedad para que se cometan este tipo de actos. Es decir, un proceso social genocida (como él lo
denomina), no puede producirse sin el consenso activo o pasivo de un número enorme de
espectadores.
Estos dos aspectos muestran que la realización de un genocidio no es un asunto de buenos y
malos, sino de distintos actores con distinta responsabilidad y de determinadas estructuras y prácticas
sociales que no son particularmente anormales, sino que se encuentran en parte de la reproducción
social cotidiana (ver Bauman, 2006).
En el caso concreto que nos ocupa, el rigor del libro de Vela permite asistir a la formación de
las personas que posteriormente asesinarán de manera eficaz y eficiente a miles de guatemaltecos y
guatemaltecas. Se muestra el proceso de socialización que utilizó el ejército guatemalteco para lograr
que personas normales (jóvenes indígenas de distintas comunidades y grupos étnicos) pudieran
convertirse en eficaces asesinos.
Muestra y analiza diversos procesos como el capturar, invadir, encuadrar, adoctrinar que utiliza
el ejército para que los soldados puedan después recibir órdenes inhumanas. Los soldados son
entrenados para obedecer y los lazos que se forman en los pelotones crean la realidad dentro de la
cual se van moviendo los soldados.
Respecto a este último aspecto, el estudio de Vela puede servir como un ejemplo concreto de
la formación de grupos primarios y procesos de socialización que van creando una subjetividad
propicia para la recepción de órdenes y su cumplimiento.
Las entrevistas y testimonios que realiza Vela, muestran que el pelotón se vuelve una familia”,
el comandante del pelotón “representa todo: papá, mamá…Por eso es un líder” (Vela, 2013: 163), lo que
implica, además, de la división de tareas funcionales, la constitución de un grupo primario con fuertes
lazos afectivos.
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Muestra también cómo se van generando mecanismos de control que se ejercen a través de
la relación entre los propios pares. La creación del Cuas (que significa hermano en Kekchí), el castigo
que se aplica a parejas para lograr la obediencia y la vigilancia mutua, son mecanismos que pueden
ser estudiados desde la perspectiva de la psicología social.
Estos procesos, que incluyen el adoctrinamiento y la formación de una imagen de “enemigo”
en la mente de los soldados, permiten comprender desde dentro, la constitución de un ejército que
enfrentaría a la guerrilla y la rebelión de los próximos años. La conclusión que ofrece Vela es
contundente:
Sobre los hombros de esta generación, aquellos que cumplieron 18 años en 1979, 1980, 1981 y
1982, pesó la guerra, el miedo y la muerte. Sin la presencia de aquellos jóvenes, el gobierno
militar probablemente no hubiera soportado la generalización de la guerra de guerrillas que
los grupos insurgentes habían impuesto al Estado tras la caída de Managua, en julio de 1979
(Vela, 2013, p. 177)
De forma más específica, muestra cómo la organización de las fuerzas especiales del ejército
guatemalteco (los kaibiles) influye en la mentalidad y las prácticas que llevarían a cabo, como la
masacre de las Dos Erres que analiza específicamente.
Una de las lecciones que el libro de Vela y que va contra ideas ampliamente difundidas de
cierta psicología, es que confirma que no se necesita un perfil específico para que una persona pueda
cometer actos extremos de violencia y barbarie.
Lo que se necesita es un entorno social que, a través de distintos procesos, vaya modelando a
sujetos que sean capaces de utilizar la violencia de manera fría y racional, eficiente. Como parte de las
relaciones que establezcan con sus semejantes y su entorno.
Por eso es que los estudios desde la psicología clínica que busca cuáles son los factores
personales que explican el uso de la violencia, pueden estar partiendo de premisas equivocadas. Casi
cualquier persona en las condiciones apropiadas puede ejercer la violencia en función de distintos
cometidos.
Esto se aplica a los soldados que cometieron las masacres en Guatemala en los años sesentas
y ochentas, pero también a otros grupos que tienen relevancia social más reciente. Desde militares
que posteriormente formaron o se enrolaron en grupos de crimen organizado como militares (el
ejemplo del grupo de narcotraficantes mexicanos conocidos como Los Zetas es ejemplar en este
sentido), hasta los jóvenes que participan en las llamadas “maras” o en actividades de sicariato.
Si bien el trabajo de Vela es específico para el caso de los soldados guatemaltecos formados
desde mediados de los años setenta, el enfoque que utiliza de considerar los aspectos sociales que
les construyeron permite una vía de estudio que puede ser fructífera para el estudio de estos otros
grupos sociales que ejercen la violencia en la Guatemala actual.
En particular, la psicología social podría trabajar en la investigación de los procesos de
socialización que se producen al seno de distintos grupos y que dan como resultado personas que son
capaces de usar la violencia como parte de las relaciones sociales “normales” que mantienen y que la
ejercen de forma fría en función del cumplimiento de determinados objetivos.
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Finalmente, otro aspecto que resulta muy interesante del trabajo de Vela es la utilización de
distintas fuentes que ayudan a reconstruir lo que pasó en la masacre de las Dos Erres. Esto es una
muestra de rigor metodológico que también tiene sus lecciones para la psicología. Como lo plantea el
autor:
El detalle micro histórico me permitió contar una historia varias voces: los perpetradores, las
víctimas, desde sus familiares y sobrevivientes, y los insurgentes. Aquellas voces que se hallan
engarzadas a procesos económicos, sociales y políticos, de los que aquí se da cuenta (Vela,
2013, p. 403).
Olvidando el contexto social y la historia, la psicología puede perder las posibilidades de
comprender su propio objeto de estudio: la acción humana. Vela ayuda a recordar la importancia del
análisis social más extenso, para comprender lo que hacen las personas.
Bibliografía
Arendt, H. (1999) Eichmann en Jerusalén. Un estudio sobre la banalidad del mal. Trad. Carlos Ribalta.
Barcelona: Editorial Lumen, S.A.
Bauman, Z. (2006) Modernidad y holocausto. Trad. Ana Mendoza. Madrid: Ediciones Sequitur, 3ª edición.
Feierstein, D. (2000) Seis estudios sobre genocidio. Buenos Aires: EUDEBA.
Milgram, S. (1980) Obediencia a la autoridad. Un punto de vista experimental. Trad. Javier Goitia. Bilbao:
Editorial Desclee de Brouwer, S.A.
Vela, M. (2013) Los pelotones de la muerte. La construcción de los perpetradores del genocidio
guatemalteco. México, D.F.: El colegio de México, A.C.
Zimbardo, P. (2008) El efecto Lucifer. El porqué de la maldad. Trad. Genís Sánchez Barberán. Barcelona:
Ediciones Paidós Ibérica, S.A.
Derechos de Autor (c) 2018 Mariano González
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