Discusión
La metodología, discusión teórica, diseño de instrumentos y resultados del Perfil presentan
varias limitaciones y vacíos, sin embargo, también ofrecen aprendizajes sobre indicadores de
trastornos de salud mental, a los que se necesita prestar atención. Ejemplos de esto son los
porcentajes de personas con dificultades para dormir o con trastornos de alimentación asociados a
imagen corporal.
Las características y resultados de la Encuesta nacional de salud mental realizada por la
Facultad de Ciencias Médicas permiten hacer comparaciones con los resultados mostrados del Perfil.
Entre las principales diferencias de ambos estudios se encuentran la mayor solidez metodológica de
la Encuesta. El diseño de la muestra, el procedimiento para levantar la información y el instrumento
son ejemplos del mayor rigor, aspectos que en su conjunto dan mayor consistencia a los datos y
permiten su replicabilidad. Por ejemplo, en el caso del Perfil, el instrumento es elaborado por el equipo
a cargo y presenta diversas limitaciones ya señaladas, mientras que la Encuesta utiliza un instrumento
ya diseñado por la OMS: “la Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta (Composite International
Diagnostic Interview CIDI versión 2.1)” (Cobar, et al, 2009: xii), que permite la formulación de categorías
psiquiátricas compatibles con el CIE-10 y el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales IV (DSM-IV, por sus siglas en inglés).
A nivel teórico, la Encuesta hace referencia a definiciones de la psiquiatría y la salud mental,
principales problemas de salud mental, salud mental y otras enfermedades, salud mental y aspectos
socioeconómicos, epidemiología de los trastornos de salud mental (magnitud e impacto,
epidemiología a nivel mundial, de América Latina y Guatemala, brecha entre necesidad y atención de
trastornos de salud mental), estudios epidemiológicos de salud mental (tipos de acercamientos para
conocer los trastornos de salud mental, contextualización general: iniciativa mundial de salud mental,
información general sobre Guatemala, conflicto armado interno y sus efectos psicosociales, salud
mental y pueblos indígenas). Como se advierte, hace mayor énfasis en el aspecto metodológico que
el Perfil, pero éste último hace mayor énfasis en otros aspectos del contexto relacionados con la salud
mental, cuestión que parece estar ligada a las diferencias disciplinarias entre la psiquiatría y la
psicología.
En el Perfil (2006) se encuentran indicadores de trastornos que pueden tener una significación
clínica distinta pero que, al no estar agrupados en escalas, no permiten una mejor interpretación. Por
su parte, la Encuesta encuentra que el 27.8% de la población ha padecido un trastorno de salud mental
en su vida. El principal trastorno se refiere a la categoría de trastornos neuróticos secundarios frente a
situaciones estresantes y somatomorfos con un 20.2%. Otros resultados relevantes es que el 6.9% de
la población ha presentado un trastorno de estrés postraumático y el 6.4% de la población ha
presentado un trastorno depresivo. Para una comparación somera, la OMS calcula que “…en su
conjunto, los trastornos mentales, neurológicos y por consumo de sustancias se cobran un alto precio,
y representaban un 13% de la carga mundial de morbilidad en 2004. Por sí sola, la depresión representa
un 4,3% de la carga mundial de morbilidad, y se encuentra entre las principales causas mundiales de
discapacidad (un 11% del total mundial de años vividos con discapacidad), sobre todo entre las mujeres”
(2013: p. 8). A estas cifras, habría que considerar las críticas hechas por Braunstein (2013) sobre el